n°140 - juillet / août 2016

Nuevos OGM pero antiguos debates

Par Eric MEUNIER

Publié le 20/10/2016

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En 1996, llegan los primeros barcos cargados de soja transgénica de Estados Unidos. Las asociaciones ambientalistas, sindicatos agrícolas y una multitud de ciudadanos anónimos se movilizan y exigen que las plantas modificadas genéticamente (PMG) sean evaluadas y etiquetadas. En 2016, las empresas esperan comercializar rápidamente nuevos OGM… y eludir la reglamentación actual sobre los OGM que consideran demasiado restrictiva.

Durante varios miles de años, los campesinos han llevado a cabo una selección masal que consiste en elegir, en una población donde la fecundación es libre, los granos que se utilizarán como simientes para el año siguiente. Las poblaciones de plantas tienen una gran variabilidad genética.

ACELERACIÓN DEL DESARROLLO TECNOLÓGICO

En el siglo XIX, Vilmorin empezó a trabajar sobre plantas individualizadas. Con el desarrollo de la genética, las empresas de semillas elaboraron líneas puras, que cruzaban entre sí para obtener híbridos F1. Las semillas F1, desarrolladas en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, ya no se podían reproducir de forma idéntica pero eran supuestamente más resistentes. En la década de los 60, aparecieron las primeras plantas modificadas por mutagénesis aleatoria, y treinta años más tarde, las plantas transgénicas se empezaron a comercializar.

A partir de 2007, la Comisión Europea abrió un debate sobre los « nuevos OGM ». Estas nuevas técnicas están en línea con el enfoque genético vigente desde hace un siglo.

LA COMISIÓN MANTIENE EL SUSPENSE…

Desde 2007, los ciudadanos y los Estados miembros de la UE esperan el análisis prometido por la Comisión Europea sobre si se considera o no como OGM las plantas o animales obtenidos con estas nuevas técnicas. Mientras tanto, el lobby de las empresas se intensifica en Bruselas.

Ese lobby vuelve a sacar viejos argumentos. Philippe Joudrier (INRA) ya afirmó en 2004 que “con las técnicas transgénicas, un año es suficiente [para crear una variedad] y que el resultado es seguro. Se conoce perfectamente la construcción genética realizada”. El investigador consideraba que “lógicamente, todas las nuevas variedades – ya sean transgénicas o convencionales – deberían ser evaluadas según los mismos criterios, » y por lo tanto, no requerían un marco “OGM” específico puesto que “estas modificaciones genéticas son más precisas y mucho mejor controladas que cuando se trata de creaciones convencionales”… un argumento que hoy en día se utiliza para las nuevas técnicas que permitirán incluso “mejorar” las plantas para resolver el hambre en el mundo y luchar contra el cambio climático. ¿Los OGM transgénicos han fracasado ? ¡Larga vida a los nuevos OGM ! ¿Cuándo vamos a cambiar el paradigma ?

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